lunes, 4 de agosto de 2014

Del olvido y el amor inolvidable

Hace años que deje de escribir. ¿Por qué?. En realidad no lo sé, de esos buenos hábitos que se pierden en el olvido, reemplazados con manías locas, reemplazados con quehaceres y trabajos aparentemente impostergables. Neurosis. 

Olvido todo. Olvide cuanto me gustaba escribir lo que pienso, escribir lo que siento, porque de otra manera cuesta mucho más trabajo, de otra manera no se siente tan intenso.

Definitivamente olvido todo. Estoy intentando poner fecha al fatídico día en que silencie mis dedos. No lo encuentro. Igual que no encuentro las llaves del ropero, ¿Las deje colgadas? ¿Se las di a mamá?. 

La verdad es que olvidar es muy sencillo, demasiado para no hacerlo, olvide donde esta la llave, olvide mis zapatos con mamá y olvide escribir como antes. ¿Por qué es tan fácil olvidar solo las cosas importantes?. Porque con lo irrelevante y lo mundano no pasa, tu cara por ejemplo, no se me olvida, tu voz, tu aroma, tu piel, los lunares de tu piel, tus ojos cansados por hablarnos toda la noche, tus pestañas que se enredan las de arriba y las de abajo, tu risa, tus dientes, tu cabello claro, lo que siento por ti, no se me olvida.

Olvido casi todo. Te recuerdo como si hubiera sido ayer, a ti y al cariño que te tengo, la última vez que nos vimos, recuerdo vividamente mis ganas de volver a verte una vez que nos alejamos, recuerdo todo lo que me dijiste, recuerdo el calor de tu piel y el amor de tus palabras, recuerdo todo como si hubiera sido ayer.

Pero no recuerdo donde esta la llave del ropero.